La presión arterial es un factor de riesgo cardiovascular muy común entre la población, ya que se piensa que entre un 25 y un 40 por ciento de los adultos pueden padecerla, incluso sin saberlo.
Además, se sabe que sólo el 16,3% de las personas que están diagnosticadas y en tratamiento está correctamente controlado, es decir, con cifras de presión arterial por debajo del límite de riesgo (140/90 mmHg).
La presión arterial elevada durante mucho tiempo va a ir provocando daños en el riñón, en el corazón, en el cerebro y en general en todos los órganos del cuerpo. Por eso se conoce también a esta enfermedad como el “asesino silencioso” y por eso es fundamental tener claras unas pautas básicas para detectar el problema lo antes posible y para que una vez diagnosticado, se pueda controlar de forma óptima con la ayuda del médico, el farmacéutico y el personal de enfermería.
Texto inspirado en las aportaciones de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC).